¿Deberes para casa?

manos4[1]

Con mucha frecuencia nos gustaría que nuestros pacientes continuaran con nosotros también en sus casas, para de ese modo asegurar que lo que hacen en ellas les siga aportando algo favorable para su evolución.

Se podría decir que querríamos que todo lo que el paciente hace sumase, aunque sabemos que en muchas ocasiones resta.

Por sencillo que pueda parecer, creo que revierte de una complejidad importante el determinar qué actividades, ejercicios, tareas o funciones deberíamos aconsejar a cada paciente, cómo recomendarle que las realice, durante cuánto tiempo y qué tipo de información relevante ofrecerle para que conozca el objetivo.

Existen algunos principios básicos que yo he ido aprendiendo a lo largo de los años, y que, en mi opinión, merece la pena tener presentes en la decisión de preparar un programa de actividades para casa:

  • No todos los

    pacientes son candidatos

    para realizar tareas en casa. Bien por ellos mismos (por la lesión o por su modo de ser) bien por sus acompañantes. Nosotros veremos siempre posibilidades en «alargar» nuestro trabajo fuera de nuestros dominios, pero tendremos de frenarnos en estos casos, eligiendo «el mal menor».

  • El dormir es media vida. Salvo excepciones, creo que el paciente debe dar prioridad a descansar bien. Para que no se le gire la cadera, flexione la muñeca o incline el tronco tenemos que colocar almohadas, cojines, férulas rígidas o «artefactos panatrónicos» de los que vamos a tener que estar pendientes porque se mueven o porque incomodan al paciente (hay veces que se toman fármacos para poder dormir sin enterarse de nada…). Ello puede llevar a tener al día siguiente al paciente poco descansado, justo lo contrario de lo que necesitaríamos. Durante el día hay muchas horas para arreglar, conscientemente y en vigilia, todos los «desperfectos» que nos desagraden e impiden mejorar.
  • Si no podemos ir a conocer el domicilio del paciente con el fin de explorar bien de las estancias, distancias, mobiliario y dificultades o facilidades con las que cuenta (es su terreno de juego), convendría que le pidiéramos algunas fotos que consideremos relevantes para lo que vayamos a pedirle. La información es poder.
  • Nunca recomendar ninguna actividad antes de conocer bien no solo al paciente (impedimentos, obstáculos, nivel de función, actividad…), sino también a la persona (carácter, actitud, estado de ánimo…). Ello nos ayudará a adaptar perfectamente la actividad, es decir, preparar un traje a medida.
  • Resulta muy importante revisar las tareas con cierta frecuencia. Es altamente probable que el paso del tiempo haga de las suyas, y, sin pensar, la actividad que esté realizando no se parezca en nada a la inicial. Aprovechando este punto, podremos valorar alguna pequeña

    modificación o progresión interesante, si lo consideramos.

  • Cuando expliquemos lo que nos gustaría que hiciera en casa, hemos de asegurarnos que se realiza perfectamente bien, que el paciente lo entiende, y que conoce el objetivo de la actividad. Para ello, no solo le vemos cómo lo realiza, sino que también podemos grabarlo con su móvil, para que él pueda consultarlo si tiene alguna duda.

También podemos hablar de dos tipos de actividades a recomendar: las que constan puramente de ejercicios con repeticiones, series, tiempo de descanso y veces por día (estilo gimnasio), y aquellos «deberes» en los que aprovechamos las actividades del día a día que el paciente puede ejecutar para que se observe, se fije y se esfuerce en hacerlas de una determinada manera. Seremos nosotros los que conozcamos bien dónde entrar. Por extraño que parezca, no hay un tipo mejor que otro.

Algunos ejemplos de recomendaciones para casa que he ido aconsejando son:

Pies

 

  1. En bipedestación, adelanta el pie menos afecto, quedándote en posición de paso, mirando al frente, y levantas la punta del pie de delante. Cuentas hasta 10, y bajas.

    Repites este

    ejercicio 10 veces.

  2. Sentado, levantas el brazo afectado hacia delante, como si quisieras alcanzar algo alto, y te levantas mientras realizas el movimiento de alcance. Igualmente, te sientas mientras alcanzas.
  3. Cada vez que te vayas a poner de pie desde cualquier asiento, tienes que mirar a tus pies y comprobar que se encuentran colocados simétricamente, no uno delante del otro.
  4. Cuando estés sentado para comer, ten en cuenta que tu brazo más afectado esté sobre la mesa, desde el codo hasta la mano.

frase-de-motivacion-nadie-sabe-lo-que-puede-conseguir-hasta-que-lo-intenta[1]

 

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