Hace falta una razón

Cuando ya se dejan de actualizar las cosas, como en este caso este sitio web, que lleva parado tanto tiempo, parece que el regreso tenga que tener algún motivo de peso, una causa que merezca la pena la vuelta a la vez que la justifique.  

Me apetece hablar precisamente de las causas. Las causas o razones que nos mueven a hacerlo todo. Siempre, aunque no todas las veces lo conozcamos, hacemos lo que hacemos por algo o para algo.

Y esta ocasión no es diferente, por supuesto. ¿Qué es lo que me ha llevado a teclear después de tanto tiempo unas líneas con ganas?. Pues la razón ha sido Belén Hueso Balaguer. Esa persona de la que ya he hablado en más de una ocasión, importante y relevante en mi vida. Estas navidades me sugirió que escribiera algo en mi web, como lo había hecho en otras ocasiones ( extraoficialmente es mi Community Manager…), y como ya ha rebasado el umbral de peticiones, esta vez ha saltado la respuesta y me he lanzado gustosamente.

Así que voy a tirar del hilo y aprovechar para explicar cómo entiendo yo lo que sucede dentro del SNC (Sistema Nervioso Central) de nuestros pacientes, porque viene perfectamente al caso, ya que me ha sucedido a mi con el tema del post.

Imaginemos que Belén es el estímulo. En mi caso ha sido un estímulo perfecto porque ha ido recordándome que escriba un post muy de vez en cuando, sin resultarme nada pesado, y provocando en mi cabeza el resultado adecuado, es decir, asentarse debidamente y repetirme que lo he de hacer (“Sonia, te recuerdo que tienes un post para escribir”) sin agobios, porque no era el momento durante todos los estímulos anteriores, que eran la sumación. Hasta que llega el definitivo, el estímulo-diana; el ganador; porque es el que da en el clavo. Pero no es el más importante, de hecho es uno más, que unido a los demás, hacen un todo, y salta la respuesta al exterior con la generación del post.

Nosotros, los terapeutas Bobath, no siempre sabemos qué estímulo de los que ofrecemos cada día a nuestros pacientes va a ser el que va a hacer de cascada para los cambios y respuestas funcionales. Por eso debemos sumar y sumar estímulos, confiando en que allí donde no podemos verlo, se estén acumulando sin agobio, esperando al estímulo-ganador para dar lugar a la respuesta, que sí veremos y disfrutaremos.

Para concluir, dos consejos:

  • Demos estímulos adecuados, sin agobiar. Demos tiempo.
  • No dejemos de darlos. La procesión va por dentro

Gracias Belén, por ser siempre un buen estímulo para mí.

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