¿Sonreir? Para qué?

Ya tenemos en las librerías el tan esperado libro de Belén. «Los músculos de la sonrisa».

A mi, personalmente, no me ha dejado en absoluto impasible. Y no me refiero precisamente al contenido del libro, que me ha parecido excelente y que no es el objeto de este post, sino al tan sugerente título:

LOS MÚSCULOS DE LA SONRISA

Porque me ha dado que pensar un rato.

Como profesional experta en el aparato locomotor, compuesto por el sistema esquelético y el sistema muscular, siempre hemos tratado a los músculos como meros efectores de movimiento, sea cual sea la amplitud del mismo, con fines de supervivencia de la especie. Según este argumento, la musculatura dedicada a la expresión en el rostro (entre ella los músculos de la sonrisa) no cumplirían con este fin, ya que lo que realizan es cambiar la morfología de la cara para mostrarnos las diferentes emociones que el ser humano puede exteriorizar (alegría, tristeza, asco, enfado, rabia, desagrado, duda…).

De modo que me pregunto ¿cuál es el sentido de la sonrisa?, ¿por qué nacemos con los músculos que la «dibujan» y los desarrollamos a lo largo de la vida?, ¿tienen algún sentido en la supervivencia?.

No se trata de una reacción que uno aprenda, sino que se nace con ella. Incluso se ha comprobado que los seres humanos comenzamos a sonreír en el útero materno. Casi nada.

Me apetece reflexionar, divagar, pensar en alto acerca de esta idea.

Cuando vemos a alguien que sonríe, de primeras lo acogemos de muy buena gana. Nos «entra» en el cerebro como bueno, agradable, sin tensión, con cercanía y naturalidad. Se dice que una persona que sonríe es más guapa.

Es decir, que esa expresión, voluntariamente elegida por el interior de una persona, provoca determinadas emociones conocidas y más o menos estereotipadas en el exterior de esa persona, o en el interior de las personas ajenas a ella.

Y viéndolo desde el punto de vista del «sonreidor» o del generador de la sonrisa, creo, por experiencia propia, que afecta muy positivamente en el ánimo, humor y energía vital. Te hace sentir bien, pensar bien, actuar bien.

No hay duda pues. Toca sonreir. Siendo egoistas, por nosotros mismos (hagámonos más fácil la vida), y siendo altruistas, por los demás (hagamos el camino más fácil a los otros caminantes).

Volviendo al libro de Belén, lo recomiendo enérgicamente. En primer lugar, porque la sonrisa sale con facilidad a lo largo de su lectura, y, en segundo, porque estoy convencida de que esas letras solo han podido ser concebidas bajo un marco de ánimo, buen humor y energía vital, parámetros que recoges tras sonreir.

Facilito la adquisición del libro con este enlace, para aquellos que no puedan esperar:

Los músculos de la sonrisa

 

«La sonrisa en la distancia más corta entre dos personas»

Victor Borge

 

 

 

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